Francisco Vidal Serrulla (Castelló de la Plana 1923-1926), fue uno de los pintores castellonenses más interesantes de la segunda mitad del pasado siglo, cuya labor no sólo en el campo de la plástica sino en otros del ámbito cultural como la docencia, la investigación, las conferencias o la preparación de exposiciones, fue constante a lo largo de su vida. Cabe destacar, en medio de una miscelánea tan eficaz como activa, su labor en la refundación del Ateneo de Castellón desde 1963, donde desde su puesto de secretariio, llevó a cabo una fecunda y reconocida actividad cultural.
Formado con Pedro Vilarroig, Tomás Colón, en Castelló y Adsuara y Vázquez Díaz en Madrid, fue dueño de la elogiable técnica de dibujo en todas las áreas de la figuración, lo que le permitió abordar con solvencia el óleo y la acuarela. sus obras se contemplaron en exposiciones individuales en una gran cantidad de ciudades españolas.
Nacido en Castelló de la Plana el 2 de julio de 1923, Francisco Vidal Serrulla era hijo de Trinidad Serrulla Miralles y del pintor decorador, Francisco Vidal Personat.
Tras llevar a cabo los estudios primarios en los colegios "Adsuara" (hoy, "Obispo Climent") y de los padres escolapios, le sorprendió la guerra civil cuando comenzaba el bachillerato. El final del conflicto b&éacute;lico supuso la necesidad de trabajar, en plena adolescencia, en el taller de pintura de su padre, para ayudar a la economía familiar, truncando las posibilidades de llevar a cabo estudios reglados fuera de su ciudad natal. Su facilidad para el dibujo se manifestaba en las escrupulosas cenefas decorativas que realizaba en los salones de la burguesía de la ciudad. Terminado el trabajo diario, a última hora de la tarde, estudiaba delineación en la Escuela de Bellas Artes y Técnicas Industriales de Castellón, pasando luego a ser discípulo de Tomás Colón en la Escuela de Artes y Oficios y el que fuera insigne acuarelsta Pedro Vilarroig, no faltando las relaciones con Porcar que era amigo de su padre y con el grupo de Badía con el que en ocasiones salió a pintar del natural por el término.
Desde 1941, Francisco Vidal Serrulla comenzó a exponer, en las muestras de Educación y Descanso, logrando ese mismo año la Primera Medalla Provincial por un bodegón.
Su nivel plástico, unido a sus escritos sobre arte y sus facultades organizadoras le validaron el noombramiento de Jefe Provincial del grupo artístico de Educación y Descanso, desde el cual llevó a cabo la organización de exposiciones al aire libre y la creación de la Comisión Permanente Asesora de Arte de la Diputación Provincial. También en el inicio de los cuarenta y llevado por su inquietud, le encontramos residiendo temporalmente en Madrid asistiendo a las clases del Círculo de Bellas Artes y relacionándose con Adsuara y Vázquez Díaz y también haciendo visitas esporádicas a Barcelona donde en el Círculo Catalán llevó a cabo una exposición de pintura abstracta y tuvo contacto con los pintorres Corberó, Muñoz y Leonardo Bellés. su incorporación a filas rompió la posibilidad de haber incrementado su formación e incluso la posibilidad de ingreso en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando
Los años cincuenta, y más los sesenta del pasado siglo, supusieron la apertura de la plástica a un horizonte internacionalizado.
Comienzan a verse nuevas propuestas en una de las más grandes muestras plásticas que ha conocido la reciente historia local: el Certamen Nacional de Pintura de Castellón de 1964, en el que Vidal Serrulla tuvo una destacada labor en el comité de organización.
A la generación de Vidal Serrulla pertenecerán otros colegas que asimismo tuvieron un significado renombre local como Soler Blasco, Rafael Catalá, Tomás Ribera, Antonio Peris, Hernández, Cotanda, Borrás, Ramón Catalán, Correa y otros, a quienes se puede calificar como colectivo de posguerra, con quienes nuestro pintor se relacionó en gran manera.
En 1952 contrajo matrimonio con Genoveva Nebot del que nacieron tres hijos, María del Carmen, Amparo y Francisco Javier, lo que motivó que incrementara su afán de trabajo para mantener a la creciente familia. Vidal Serrulla había abandonado el taller paterno, quería dedicarse al arte y vivir de su trabajo como pintor. Trabajó con denuedo tanto por su propio prestigio, como por el bienestar de los suyos, siendo un esposo ejemplar y un padre abnegado que supo edificar una familia que fue una referencia de unidad y amoroso vínculo.
Los años sesenta supusieron su consagración, pues en la década logró acumular un importante número de galardones en varias exposiciones nacionales. La primera fue en 1960. La recién creada Galería bernad organizó un concurso al que concurrieron numerosos pintores locales (Rosendo Esteller, Planchadell, Tolentino, Ribera, Giner, Hernández, Paús,...) en el que fueron vencedores Esteller por un paisaje al óleo y Vidal Serrulla por otro en acuarela, incentivo al margen de la baratura del procedimiento, que determinó su afición po él. Este premio junto con el éxito de la exposición que llevó a cabo en esta sala a renglón segido, posibilitaron un fructífero viaje de estudios a París.
También vence dos años más tarde en la I Bienal de Zaragoza (frente a 247 concursantes) con un jurado compuesto por los catedráticos Torralba, Yndurain, Lafuente Ferrari y álvarez, logrando el Diploma de Honor y en 1965, en Vila-real, en el Concurso de Pintura al óleo del Ateneo Ortells donde conquista el máximo galardón, y en la XXII edición de La Exposición Nacional de Pintura de Segorbe (1962) en que obtuvo el premio de la Diputación Provincial por un "Paisaje de pueblo" hoy conservado en el Museo de Bellas Artes. En 1967 su óleo "Rincón de Oropesa del Mar" obtiene el premio extraordinario de la Caja de Ahorros de Castellón en la Exposición Internacional de Oropesa del Mar, culminando este palmarés de galardones con la Medalla de Honor y de oro del 21 Salón de Otoño de Palma de Mallorca de 1962, por un paisaje de Coves de Vinromà, que supuso su logro más notorio.
Al margen de estos certámenes, en los que su obra resultó triunfadora, el pintor afanoso como pocos en su menester, no dejó de acudir, en el veintenio 1950-1970, a otros muchos como las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, Muestra de pintores de áfrica, nacionales de Alicante y Murcia, Nacional de Badalona (donde fue seleccionado para el premio máximo), Ateneo Mercantil de Valencia, Nacional de Valdepeñas, Bienales Hispanoamericanas, Arte Actual de Valencia, Nacional de Santa Isabel de Hungría de Sevilla, Salón de Mayo de Barcelona, Salón de Pintura Contemporánea de Castellón.
Al mismo tiempo su pintura se había visto en exposiciones individuales en una gran cantidad de ciudades españolas como son Valencia, Ulldecona, Alicante, Zaragoza, La Coruña, Salamanca, Palma de Mallorca, Barcelona, Madrid y Vallaures (Francia). A través de la Kuntsgallery su obra había llegado a los Países Bajos, Alemania, Estocolmo y Dinamarca donde en Copenhage en 1963, se le montó una muestra con 40 obras. El número de exposiciones hasta el momento superaba las sesenta.
Cabe no olvidar sus incursiones en los lienzos de gran tamaño, en un empeño de decoración mural que comienza con las cubiertas de las dos plantas del Torreón Bernad de Benicássim, de 1964. También ejecutó retables y murales para iglesias y catedrales entre los que destacan el "pairal" altar de la basílica del Lledó, con alegorías de santos y mártires y pinturas para la iglesia de la Trinidad (ambas de Castellón) y también en las iglesias de l'Alcora, Costur y en Tortosa. En todas ellas dió muestras de su sistemática compositiva y su dibujo compendiado, austero y preciso volviendo con un realismo expresionista de rico recamado y fecundo cromatismo en una llovizna diversa de gama
También cabría hablar dentro del amplio abanico de actividades artísticas, de algunas efemérides que han sido especialmente notorias en su biografía como cuando en 1970 fue propuesto como artista distinguido por la Arts Guild de Mónaco o en septiembre de 1972 fue integrado en el homenaje internacional a Picasso en compañía de Miró, Neruda, Casals, Cela y Benjamín Palencia entre otros intelectuales ilustres o cuando fue invitado por la UNESCO a ser colaborador en la campaña pro monumentos de Nubia (Egipto).
Pero, en fin de cuentas, la actividad de Vidal Serrulla se centró en su tierra donde fue colaborador inapreciable en el montaje de un sin número de actividades culturales, entre las que cabe destacar su papel como instaurador y secretario (1965) del refundado Ateneo, bajo la presidencia de su colega amigo Luis Prades. Este nuevo Ateneo tuvo un gran impulso especialmente a la Literatura y en las artes plásticas, merced al abnegado trabajo de su junta directiva y en particular del afanoso secretario
Otra actividad en la que Vidal Serrulla fue pieza cardinal fue en la organización del citado Certamen Nacional de Pintura de Castellón de 1964, en los homenajes póstumos a los pintores Badía (1986) y Soler Blasco (1985), en la declaración de la Basílica del Lledó, en su asesoría a la Junta de Fiestas de la Magdalena, en la polémica exposición 80 años de arte castellonense de 1983 o la I Mostra de Pintura Castellonenca, del año siguiente y en tantas otras actividades en las que fue requerido y a las que nunca negó su sincero apoyo y su trabajo abnegado.
Del mismo modo hay que hacer referencia a sus publicaciones y conferencias sobre temas artísticos, muy frecuentes sobre todo en el Ateneo que, como ha referido, tuvo en él un directorio eficadísimo, trabajador incansable, que jamás solicitó recompensa alguna por su efectiva y abundante labor. A Vidal Serrulla le gustaba la investigación referida a las técnicas pictóricas y a la historia y sobre todo ello preparó numerosos escritos, que fueron publicados en la prensa local, en revistas, o sirvieron de base para diversas conferencias, como la que pronunciaría en el entonces Centro Universitario de Castellón (hoy Universitat Jaume I) invitado por Luis Prades.
Al pintor le apetecía especialmente dedicarse, además de a su labor profesional, al pensamiento. Vidal Serrulla mantuvo un constante contacto con los más destacados intelectuales castellonenses de su generación y aún de las antecedentes y subsiguientes, que le consideraron y le respetaron y con los que departía de ordinario. Estas pláticas le permitieron compartir los más heterogéneos testimonios sobre los que pudo establecer juicios de documentada situación y probada equidad.
Su pensamiento definido, de austero humanismo y su dignidad inquebrantable, le mantuvieron siempre al margen de los circuitos de poder, de los que nada esperó y a los que nada debía. Su "seny" noble, acrisolado, lúcido y perspicaz, reflexionaba con madurez sobre los hechos corrientes, del mismo modo que lo hacía sobre los contextos que excitan su sentimiento de pintor. En todo existía una valoración perspicaz que le llevaba mucho más lejos de cuanto es la realidad perceptiva convencional.
Junto a tantas tareas no hay que olvidar su trabajo docente, tanto en las clases de dibujo en el colegio de las Escuelas Pías de Castellón, como a nivel individual adoctrinando a jóvenes generaciones de atistas y que dio como resultado algunos discípulos que se enorgullecen de haberlo sido entre los que conviene citar, entre otros muchos, a los paisajistas el jienense Romero Segura, Isabel Mañanós, Juanjo Salas, la soriana Marigel Oncina, el valenciano Alfonso Martí Ulldemolins.
Su actividad ante el caballete, en la organización de exposiciones y otros eventos artísticos, en la docencia, en el menester investigador para escribir o dar conferencias... solo pudo ser cortada por la muerte. Su salud se deterioró levemente, cuando contaba 75 años, pero fue una enfermedad rápida y fulminante la que le separó de todo cuanto había amado tanto de sus gentes como de su tierra. su sepelio el 17 de diciembre de 1996 constituyó una ingente manifestación de duelo local. La prensa le dedicó numerosas páginas a glosar su biografía y fueron muchos los amigos que escribieron sentidas necrológicas sobre su memoria.
Todo el texto de este apartado fue redactado por Luis Prades para el catálogo "Vidal Serrulla: la mística del color"
Gustó de los temas tomados del natural, tanto campestres como de las escenas de género, amén de los muy atinados bodegones y evolucionó mucho su lenguaje experimentando posibilidades en el tratamiento de la materia.
Si en los orígenes se aprecia una influencia del postcubismo, finalmente es el postimpresionismo, con una expresividad interiorizada, que se ha venido en denominar "unaminiana", lo que caracteriza su producción al óleo. En los temas en los que el protagonismo lo tenía la figura humana, recurría al primer plano, mientras que en los paisajes gustaba de ahondar en las perpectivas. Y en ambos acrecentaba la textura de la pincelada con numerosas superposiciones y fregados, para otorgar un interés de plasticidad intrínseca. Tampoco hay que olvidar la obra sacra a la que dotó de una noble espiritualidad acorde con su espíritu de fuertes creencias religiosas.
Por otra parte las acuarelas con fugas amplias y atmosféricas, evolucinaron desde unas tonalidades oscuras y sentimentales, de su paleta inicial, muy cercanas a su concepto espacial del óleo, a una riqueza de color muy vitalista y mediterráneo, acentuada en su cada vez más significativa depuración de los ambientes en la búsqueda de una atmosférica abstracción.